Imagen cortesía Guyana Chronicle.
Autoridades de Curacao detuvieron la madrugada del 7 de agosto a 21 inmigrantes, 20 de ellos venezolanos, que intentaban entrar a la isla de forma ilegal. Este hecho, que se suma a otros, viene a confirmar cómo la situación económica y política del país suramericano empuja a ciudadanos y residentes a salir de él en busca de opciones y cómo los Estados vecinos comienzan a verse afectados por lo que ocurre allí.
La emigración no es nueva, es parte del mundo actual, caracterizado por la movilidad. En Venezuela había pero no con la fuerza, la intensidad ni con la desesperación de ahora de los últimos años. “Las razones son tres: la inseguridad, el deterioro económico y la conflictividad política”, expresó Óscar Hernández, exdiplomático venezolano dedicado al estudio de los procesos migratorios.
La inflación en Venezuela en los últimos tres años ha sido superior a 50 %. El Banco Central de Venezuela reportó que en 2015 fue 180,9 %. En el primer semestre de 2016 fue de 176,2 %, indicaron fuentes extraoficiales, mientras que la anualizada junio 2015-junio 2016 habría superado 487 %.
La encuestadora Datanálisis calculó en más de 80 % la escasez de productos en abril de este año. Las personas invierten horas en comprar productos regulados y muchas veces no los consiguen. Algo similar ocurre con las medicinas.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) ratificó en junio lo que publicó en su informe sobre Venezuela, que en el país hay una crisis humanitaria. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lo ratificó en agosto en una entrevista con el diario La Nación, de Argentina.
El año 2015 cerró con 27.875 muertes violentas, para una tasa de 90 fallecidos por cada 100.000 habitantes, según el Observatorio Venezolano de la Violencia.
La agencia de noticias Reuters publicó un reportaje en agosto en el que asegura que en 2015 21.000 venezolano entraron a Trinidad y Tobago, 30 % más que en 2014, según cifras del Departamento de Inmigración de la isla que revelan que en 2016 ya se cuentan los 14.000 venezolanos más en el país.
Una investigación del Centro Pew arroja que la petición de asilo político de venezolanos en Estados Unidos se ha triplicado. De 3.810 que solicitaron el beneficio entre octubre de 2014 y junio de 2015, el número pasó a 10.221 de octubre de 2015 a junio de este año.
El personero de Barranquilla, Jaime San Juan Pugliese, declaró a la agencia de noticias EFE que más de un centenar de personas llegan a esa ciudad colombiana provenientes de Venezuela con el objetivo de escapar de la crisis que hay allá. La mayoría son de origen colombiano.
Esta situación deja sin cerebros, productividad y juventud al país sumido en la crisis. Pero la llegada descontrolada de inmigrantes termina por afectar a los vecinos que ven cómo debe brindarle seguridad, servicios, alimentación y cómo los riesgos de diferencias sociales, inseguridad y deterioro de servicios y de calidad de vida.
Las autoridades de Curacao han estado muy preocupadas por el impacto de la inmigración venezolana sobre la isla. Esta situación se ha extendido hasta grupos políticos que hacen vida en el Parlamento de Holanda y han acusado al gobierno de pasivo. La detención de los 20 venezolanos que intentaron entrar a la isla de forma ilegal no es la única. En junio capturaron a nueve, seis de ellos hombres.
El canciller de Holanda, Bert Koenders, aseguró en julio que no creía que hubiera un éxodo masivo de venezolanos a la isla por la crisis, pero en julio aseveró que el endurecimiento de las medidas de inmigración en Aruba y Curacao ha rendido sus frutos porque han reducido la llegada de embarcaciones desde Venezuela, según el Curacao Chronicle. Rechazó la posibilidad de colocar visa temporal a los venezolanos.
El impacto sobre la isla también sería económico. El Fondo Monetario Internacional dijo que su economía crecería solo 0,9 % y la de Sint Maarten´s en 1,9 % como consecuencia de la crisis venezolana.
En Aruba existe la misma preocupación que en Curacao. El Parlamento holandés ha expresado su angustia por una posible inmigración venezolana incontrolada. Las autoridades de la isla evaluaban a finales de 2015 la aprobación de un visado para el ingreso de venezolanos como turistas, indicó en ese entonces el ministro Benny Sevinger.
Guyana, país con el que Caracas tiene una disputa territorial por el Esequibo y las áreas marinas y submarinas que su proyección genera, también ha recibido los embates de la inmigración ilegal venezolana. En julio catorce venezolanos (nueve hombres y cinco mujeres) fueron detenidos por entrar sin papeles e iban a ser deportados a su país. Ante el juez aseguraron que escapaban de la crisis en la que está sumido su país.
A principios de agosto fueron deportados otros cinco por la misma razón, a los que se sumaron dos más días después. El diario Guyana Times dijo el 9 de agosto que, según fuentes, había otros 100 que esperaban el mismo destino.
El presidente de Guyana, David Granger, así como el canciller, Carl Greenidge, aseguraron sentir simpatía por los venezolanos que escapan del país en busca de dejar de lado la crisis pero que solo aceptarían a personas siempre que tuvieran un estatus legal.