Silencio en la ONU, Venezuela y Guyana sobre camino para resolver el reclamo por el Esequibo

Silencio en la ONU, Venezuela y Guyana sobre camino para resolver el reclamo por el Esequibo

Terminó noviembre y el secretario general de la ONU saliente, Ban Ki-moon, no se pronunció sobre otra vía que deberían transitar Guyana y Venezuela para solucionar el reclamo venezolano sobre el Esequibo. El proceso sigue en suspenso. Mientras, las partes también guardan silencio, a pesar de que hasta hace unos días eran muy activas en los medios de comunicación defendiendo sus posiciones.

La posibilidad de que este mes fuera clave para la definición de un camino distinto al seguido hasta ahora para solventar el tema del Esequibo la puso sobre la mesa el presidente de Guyana, David Granger, quien aseguró en septiembre, después de reunirse con Ban, que este le había dicho que se pronunciaría en noviembre. La cercanía del fin del mandato del nuevo secretario general y la llegada en 2017 del nuevo, el portugués Antonio Guterres, reforzó la creencia.

Venezuela y Guyana mantienen una controversia por el Esequibo así como por las áreas marinas y submarinas que su proyección genera. Georgetown insiste en que es parte de su territorio, según el laudo arbitral de París, de 1899. Caracas asegura tener derechos de soberanía en la zona y mantiene su posición de que la decisión internacional es nula e írrita.

La reclamación sigue viva por el Acuerdo de Ginebra, de 1966, que establece que las partes “deben buscar soluciones satisfactorias para el arreglo práctico de la controversia”. De esa necesidad, a finales de la década de los años ochenta se optó por los buenos oficios de la ONU, que adelanta un representante del secretario general de la organización mundial –escogido por las partes-, que debe instar al arreglo de la reclamación.

La canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, se reunió en octubre con Ban para reiterarle la política del país desde finales de los años ochenta, que la controversia debe ser resuelta vía buenos oficios de la ONU.

A mediados de noviembre Guyana informó que una delegación, liderada por su canciller Carl Greenidge, se reuniría con Ban para reiterar su posición: los buenos oficios se agotaron y se debe ir a la Corte Internacional de Justicia de La Haya. El encuentro se dio el 23 de noviembre. No trascendió lo que hablaron, Georgetown no ha revelado.

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Canciller de Guyana y secretario general de la ONU luego de su reunión del 23 de noviembre. Foto: Cortesía ONU

Tres hipótesis aparecen en el panorama: que los dos países estén negociando la salida, con la participación de la ONU como especie de facilitador. La otra es que Ban esté evaluando todavía una decisión que sea aceptada por las dos partes o que deje la responsabilidad a sucesor, el portugués Guterres.

Nada está claro. Venezuela debe estar muy pendiente porque, por ejemplo, Guyana podría tener una estrategia destinada a forzarla a negarse a todo, quedar como el que bloquea las salidas y llevar a una decisión distinta.

Georgetown pudiera en algún momento decir que acepta los buenos oficios siempre que se cumplieran varias condiciones, entre ellas que el seleccionado de mutuo acuerdo fuera un caribeño.

Hasta ahora ha habido tres buenos oficiantes: Alister McIntyre, de Grenada; Oliver Jackman, de Barbados, que falleció en 2007, y Norman Girvan, de Jamaica, que asumió en 2010 y falleció el 9 de abril de 2014. Todos han sido caribeños; Girvan, además, fue un hombre claramente identificado con la izquierda y con Fidel Castro; incluso en 2008 recibió un doctorado Honoris Causa de la Universidad de La Habana.

Caracas pudiera no querer a otro caribeño. Al negarse a aceptar todas las opciones estaría cerrando cada vez más la ventana de los buenos oficios y abriendo la de la actuación de una corte internacional, que es lo que los caribeños desean.

El artículo 4 numeral 1 del Acuerdo de Ginebra establece que los gobiernos “escogerán sin demora uno de los medios de solución pacífica previstos en el artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas”, que señala como alternativas: “la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su elección”.

El mismo artículo 4, numeral 2, del Acuerdo de Ginebra establece: “Si los medios así escogidos no conducen a una solución a la controversia, dicho órgano (un órgano internacional apropiado que ambos gobiernos acuerden), o como puede ser el caso, el secretario general de las Naciones Unidas, escogerán otros medios estipulados en el artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas, y así sucesivamente hasta que la controversia haya sido resuelta, o hasta que todos los medios de solución se hayan agotado”.

“Si esta situación hipotética de los buenos oficios se presenta, se debería escoger a la persona menos mala. De lo contrario, sería obstaculizar el proceso. Si se cierran las salidas, el siguiente paso será alternativamente conciliación, arbitraje o la Corte Internacional. Sería una sorpresa si se opta por una mediación, pues sería en similar a los buenos oficios”, explicaron fuentes que solicitaron el anonimato.

Venezuela y el enigma Trump (publicado por www.analitica.com)

Venezuela y el enigma Trump (publicado por www.analitica.com)

La llegada del empresario Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos representa una gran interrogante para el Gobierno de Venezuela, que desconoce la posición que pudiera tener hacia Nicolás Maduro y las consecuencias de ella en el devenir de la crisis interna del país suramericano.

La victoria del candidato del Partido Republicano en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre generó sorpresa en el mundo. Esferas de poder en varios países la recibieron con escepticismo y cautela, como pareciera ser el caso de Venezuela, cuyo Ejecutivo dialoga con funcionarios de Departamento de Estado para mejorar unos lazos debilitado en los últimos 17 años.

En un comunicado del 9 de noviembre Caracas felicitó al pueblo estadounidense por las elecciones y a Trump por su victoria. Una semana después, el Partido Socialista Unido de Venezuela pidió al gobierno de Barack Obama derogar el decreto que sanciona a funcionarios y exfuncionarios del Poder Ejecutivo que supuestamente violaron derechos humanos en el país.

En su programa semanal “En contacto con Maduro” del 20 de noviembre de 2016 Maduro arriesgó un poco más y tendió la mano al futuro gobierno. “Esperamos tener las mejores relaciones con el pueblo de Estados Unidos y con el presidente electo Donald Trump y que así se superen errores cometidos por el ex presidente George W. Bush. Lo único que queremos es que ces el intervencionismo”, dijo.

Las apuestas sobre la posición hacia Venezuela están abiertas. “Si Newt Gingrich se convierte en Secretario de Estado, Washington tendrá unas relaciones antagónicas con los países del Alba”, expresó Frederick B. Mills, profesor de la Universidad Estatal de Bowie.

“Si Gingrich se convierte en Secretario de Estado veremos una política exterior de halcones, más agresiva que la Obama. Gingrich será más hostil con el régimen de Venezuela que Obama”, comentó David Hinds, profesor en Ciencias Políticas de la Universidad de Guyana al portal Demerarawaves.com.

“Es probable que Estados Unidos entre en una política de presiones más fuertes en ciertas materias, pero nada es seguro”, dijo Fidel Canelón, profesor de la Universidad Central de Venezuela.

“Sabemos pocos detalles de la política exterior de Trump hacia América Latina, aunque parece ser aislacionista, lo que significa que no buscará un involucramiento activo en la región. Esto pudiera favorecer a Maduro”, opinó Orlando Pérez, profesor del College de Artes, Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Millersville.

“(Trump) ya dio a entender que para bailar tango se necesitan dos. Si eres amigo, seremos amigos”, interpretó el exembajador venezolano Óscar Hernández.

“Según lo que dijo hace poco –porque es un populista que cambia siempre de opinión- será más duro y la poca relación bilateral que hay puede acabarse”, expresó la internacionalista venezolana María Teresa Romero.

“Emigrados y exiliados venezolanos tendrán acceso sin precedentes a la Casa Blanca y al Congreso”, apuntó el exembajador venezolano Carlos Bivero.

“La relación cambiará. Con (Trump) se favorecerá al Alba porque los unificará. La relación será complicada y puede que haya sanciones pero a individuales, no al país”, vaticinó María Teresa Belandria, profesora de la Universidad Central de Venezuela.

Existe la creencia de que un Gobierno liderado por un Republicano será más duro con Venezuela. Por ahora hay un silencio sobre cómo actuará con Caracas a partir del 20 de enero de 2017, cuando asuma el nuevo Ejecutivo. Ese mismo silencio se mantuvo durante la campaña electoral y solo se rompió una vez, el 2 de noviembre en un acto en el anfiteatro Bayfront en Florida.

“Mostraremos solidaridad con los pueblos sufridos de Cuba y de Venezuela, que se concentran en los alrededores de Doral, contra la opresión de los regímenes de (Raúl) Castro y (Nicolás) Maduro. (…) Cancelaremos el acuerdo unilateral de (Barack) Obama con Cuba hecho a través de una orden ejecutiva si no conseguimos el trato que queremos y el acuerdo que se merecen la gente que vive en Cuba y aquí, inclusive que proteja libertades políticas y religiosas”, dijo.

La revelación fue una manera de ganar votos en un estado que fue clave para su victoria. Sin embargo, parece estar en sintonía con la propuesta de gobierno del Partido Republicano, aprobada después de la convención de agosto.

“Expresamos nuestra solidaridad con los pueblos del Hemisferio Occidental. Sus aspiraciones de mejora económica y libertad política han merecido más de nuestro gobierno que sus políticas de los últimos ocho años. El actual gobierno ha abandonado a los amigos de Estados Unidos y recompensado a sus enemigos. Un presidente republicano nunca abrazará a un dictador marxista, en Venezuela o en cualquier otro lugar. El actual presidente ha permitido que ese país se convierta en un estado narcoterrorista, un puesto iraní que amenaza a Centroamérica y un refugio seguro para los agentes de Hezbolá. Ahora, con su país arruinado por el socialismo y al borde del caos, el pueblo venezolano está luchando por restaurar su democracia y recuperar sus derechos. Cuando triunfe, como seguramente lo harán, Estados Unidos estará dispuesto a ayudarles a restaurar su país a la familia de las Américas”, expresa el texto.

Hasta ahora las acciones más duras las ha aplicado el gobierno de Obama, un representante del Partido Demócrata, con la presión de un Congreso de mayoría del Partido Republicano en ambas cámaras, como es el caso de la orden ejecutiva 13692, emitida el 8 de marzo de 2015, en la que califica a Venezuela como una amenaza “inusual y extraordinaria para la seguridad” de Estados Unidos y que va dirigida contra funcionarios y exfuncionarios del Ejecutivo de Maduro. Esto desató la ira de Caracas y una campaña propagandística para unificar a un chavismo disperso. Este decreto fue renovado en marzo de este año hasta 2017.

 

Visita de Shannon es un mensaje de que EE. UU. no quiere violencia en Venezuela

Visita de Shannon es un mensaje de que EE. UU. no quiere violencia en Venezuela

El Gobierno y la oposición venezolana acordaron el 30 de octubre, con la ayuda del Vaticano, dialogar en busca de una salida a la crisis política, económica y social por la que atraviesa el país. Menos de 24 horas después llegó a Caracas el encargado de Asuntos Políticos del Departamento de Estados de Estados Unidos, Thomas Shannon, para hablar con los sectores en conflicto sobre la necesidad de que las conversaciones arrojen resultados. Expertos afirman que la visita refleja el interés de Washington en que no pase a mayores el conflicto en Caracas, aunque no queda claro si acompaña la necesidad de una salida rápida.

Mucho costó al Vaticano que parte de la oposición aceptara sentarse a dialogar. En la madrugada de domingo para lunes se anunció que se crearían cuatro mesas que abordarían temas clave: liberación de los presos políticos, asistencia humanitaria, respeto a los poderes y una salida electoral.

No habían pasado 48 horas cuando aterrizó en Caracas Shannon y se reunió con un sonriente presidente antiiperialista en el Palacio de Miraflores. El propio funcionario estadounidense afirmó en rueda de prensa el viernes 4 de noviembre que su visita era el resultado de la conversación que el mandatario Nicolás Maduro sostuvo en septiembre con el secretario del Departamento de Estado, John Kerry, en Colombia durante el acto a favor de los acuerdos de paz entre Bogotá y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

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Representante de Asuntos Políticos del Departamento de Estado de EE. UU., Thomas Shannon

Al día siguiente, afirmó Shannon, se reunió con representantes de todos los sectores de la Mesa de la Unidad Democrática (oposición), de la sociedad civil, de la Iglesia católica, del empresarial y del cuerpo diplomático.

“El propósito de la visita fue mostrar nuestro apoyo al diálogo y consultar las visiones de todos los que participan en ese proceso”, expresó.

Shannon agregó que el problema deben resolverlos los venezolanos y que lo que puede hacer la comunidad internacional es “tratar de crear un espacio para el diálogo y mantenerlo abierto a fin de que las dos partes lleguen a una conclusión feliz”.

“El Gobierno tiene la llave del éxito, porque es el que tiene los prisioneros, el control sobre los procesos electorales y puede tomar la decisión sobre unos comicios y es el que tiene que tomar decisiones para enfrenar el tema económico y social”, agregó.

Sobre lo electoral destacó que lo positivo es que las dos partes han decidido que el asunto es clave. “Necesitan establecer cierta agenda en esta área que envíe un mensajes claro a los venezolanos de que tendrán el derecho y la oportunidad de votar”, precisó.

La decisión de Washington de apoyar el diálogo no es nueva. Lo hizo en la OEA cuando su secretario general, Luis Almagro presentó a mediados de año el informe sobre la crisis política, económica y social en Venezuela y lo ha venido reiterando.

“Esperamos tratando de ver un diálogo efectivo entre las partes. Lo creemos necesario para hallar salidas a los retos políticos y económicos”, precisó el 31 de octubre John Kirby, portavoz del Departamento de Estado.

La exvicecanciller de Venezuela Rosario Orellana aseguró: “El apoyo de Estados Unidos a la propuesta de (Ernesto) Samper fue de los pocos antes de la reunión de Santo Domingo; es incierto saber qué sigue, pero hay que estar atentos”.

Para la internacionalista María Teresa Romero, “la presencia de Shannon evidencia que Estados Unidos y el resto de las democracias regionales apuestan por la diplomacia vaticana”.

Joel Hirst, que estuvo en el George W. Bush Presidential Center, aseguró que Washington “no quiere ‘perder’ a Venezuela en una guerra civil y asegurar así que no hay más conflicto en 2016”. “Todo esto es para asegurar que no haya una salida; el Papa igual, no quiere que perder el apoyo de los socialistas”, agregó.dijo

Orlando Pérez, profesor del College de Artes, Humanidades y Ciencias Sociales de Millersville University, dijo que el motivo principal de la presencia de Shannon en Caracas fue “demostrar a oposición y a gobierno que a Estados Unidos le interesa la situación”.

“Las consecuencias de esta visita no son claras. Hay un límite en lo que puede hacer Estados Unidos. La preocupación es real pero los límites que tiene hacen que sea simbólica, aunque importante. Me imagino que con el gobierno (Shannon) conversó de las sanciones a miembros del régimen y a la oposición le expresó su apoyo a sus metas”, comentó.