“Venezuela brilló en la Cumbre del Movimiento de Países No Alineados; tenemos un respaldo mundial”, afirmó el presidente Nicolás Maduro la noche del 20 de septiembre durante la edición número 67 de su programa “En contacto con Maduro”. Su apreciación sobre el evento, sin embargo, choca con la de expertos que aseguran que Caracas se vio cada vez más aislado en un evento que no cumplió las expectativas, de un grupo que, según ellos, ha perdido peso global.
La Cumbre número 17 del Movimiento de Países No Alineados marcó la pauta oficial venezolana del 15 al 18 de septiembre. La Isla de Margarita fue el centro de un encuentro al que estaban citadas delegaciones de 120 países. El territorio insular fue tomado por fuerzas militares con tiempo para garantizar la seguridad y, según fuentes opositoras, para evitar posibles protestas. No hubo colar por alimentos, solo reuniones y conciertos.
El Gobierno de Maduro buscó convertir la reunión en una muestra del apoyo del que supuestamente goza. El oficialismo impulsó a través de redes sociales etiquetas en la que intentaban afirmar que la presencia de las delegaciones era un respaldoall chavismo, muy criticado a escala global por la crisis humanitaria por la que atraviesa el país.
El Ejecutivo perdió en la OEA una votación que permitió al secretario general de la organización hemisférica presentar su informe sobre la crisis en el país suramericano. El progresismo que lideraba la revolución bolivariana en Suramérica es franca minoría. El día en que comenzaba la reunión de jefes de Estado y de Gobierno se conoció que Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay decidieron que la presidencia de Mercosur, que se había adjudicado Venezuela, la tendría un cuerpo colegiado sin intervención de Caracas.
Se dieron cita una decena de presidentes, siete primeros ministros y cinco vicepresidentes. En el encuentro anterior, celebrado en Irán en 2012, se reportó la asistencia de 24 mandatarios, tres reyes, 8 primeros ministros y 50 cancilleres.
La cumbre cerró con la entrega de la presidencia pro témpore del movimiento a Venezuela –algunos la interpretan como un consuelo ante el caso Mercosur- y con la Declaración de Margarita, un texto de 20 puntos en los que destaca el llamado a un nuevo orden mundial de la comunicación, al respeto a los derechos humamos, al rechazo a las acciones unilaterales, pero no mencionan al país.
El canciller de Venezuela y hombre cercano al gobierno de Maduro, Roy Chaderton, dijo que la cumbre fue positiva. “La comunidad internacional entregó a Venezuela un presidente fortalecido y Maduro entregó a la comunidad internacional un país fortalecido”, agregó.
“El encuentro tuvo cero provecho para el interés nacional. Para el gobierno: poco. Fue un fracaso inocultable. La asistencia fue menguada; el documento final es anacrónico y delirante y el Movimiento de Países No Alineados ahora es presidido por un gobierno en retirada”, expresó Víctor Mijares, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Simón Bolívar.
Para el exdiplomático venezolano Víctor Rodríguez el encuentro no produjo beneficios. “La declaración sin logros muestra la desubicación en el tiempo del Movimiento de Países No Alineados”, precisó.
Leopoldo Colmenares, profesor de la Universidad Simón Bolívar, coincidió con los otros dos analistas en la falta de resultados de la reunión para Venezuela. “El Gobierno demuestra que mantiene su discurso antisistema, colocándola en la mira de los hacedores de políticas internacionales de otros países”, expresó.
Cuestionó, además, la importancia del movimiento. “No tiene ningún peso global. ¿Quién se acordaba de esa instancia? ¿Cuáles han sido sus logros? Es una instancia irrelevante de la cual en 15 días nos habremos olvidado”, remató.