Expertos: Creación de un grupo para impulsar el diálogo en Venezuela puede ser la opción de los cancilleres de la OEA

Expertos: Creación de un grupo para impulsar el diálogo en Venezuela puede ser la opción de los cancilleres de la OEA

Representantes de los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) participarán en la reunión de consultas de cancilleres que se celebrará en Washington, Estados Unidos, y en la que se buscará un acuerdo en torno a acciones para ayuda a Venezuela a superar la crisis que vive. Las horas pasan, mientras las negociaciones avanzan. Expertos aseguran que existe la posibilidad de que haya consenso sobre una propuesta: la creación de un grupo de amigos para facilitar una negociación entre las partes.

El encuentro se celebrará a pesar del Gobierno de Nicolás Maduro trató de evitarlo desde abril. Una vez que se aprobó, buscó la manera de que no se fijara una fecha o de retrasarlo. Cuando no pudo hacer más, reiteró su negativa a participar pero comenzó a moverse fuertemente con los 14 países que integran la Comunidad del Caribe (Caricom) para lograr una victoria diplomática o, en su defecto, algo que pueda convertir en tal.

Caracas mantiene el argumento de que la organización hemisférica es un apéndice de Estados Unidos que solo busca la derrota de la autodenominada revolución bolivariana. “La OEA no solo condenará la violencia en Venezuela sino que alienta y promociona a sus líderes para que no dialoguen y mantengan crímenes”, tuiteó la canciller, Delcy Rodríguez, el 28 de mayo sobre las protestas en el país.

La reunión de consultas de cancilleres está establecida en la carta fundacional de la organización.  Se convoca para “considerar problemas de carácter urgente y de interés común para los Estados americanos” y la convocatoria a realizarse la puede pedir cualquier miembro y la mayoría absoluta del Consejo Permanente debe decir si procede.

Horas antes de su realización se conocían dos proyectos de declaración. El primero, presentado por Antigua y Barbuda, aliado de Venezuela en Petrocaribe y la Alianza Bolivariana para Nuestros Pueblos de la América (Alba); el segundo, presentado por Perú, Canadá, Estados Unidos, México y Panamá. A última hora, se conoció una tercera de los cancilleres de Caricom, del que es parte Antigua y Barbuda.

Las dos primeras tienen elementos comunes: exhortan (la primera) o llaman (la segunda) a cesar la propuesta del Gobierno de una Asamblea Nacional Constituyente; llaman a respetar los derechos humanos; piden la apertura del canal humanitario, la liberación de los presos políticos, respeto a la autonomía del Parlamento y un cronograma electoral, y llaman al diálogo. Coinciden también en la oferta de un mecanismo o grupo de contacto para facilitar y mediar en un nuevo diálogo con actores aceptados por las partes.

La diferencia es que la propuesta de la isla caribeña le quita la vocería sobre Venezuela al secretario general de la OEA, Luis Almagro, y se la traspasa al Consejo Permanente. En el caso de  la de Perú, se llama a suspender las detenciones arbitrarias y el uso de tribunales militares para juzgar a civiles.

La tercera propuesta, la de Caricom, hace llamados genéricos a la paz y el respeto a los derechos humanos “el estado de derecho y los procesos constitucionales” y plantea, como los otros dos, el diálogo como salida a través de un mecanismo de facilitación para apoyar una negociación y el cumplimiento de los acuerdos.

La particularidad es que no habla para nada de la propuesta de la constituyente, la propuesta del oficialismo venezolano para tratar de cambiar el orden establecido y derrotar las protestas. De aprobarse, sería una victoria para Caracas. O podría enredar la discusión, lo que favorecería a Caracas.

“Cualquier documento que se apruebe debe contar con, mínimo, 22 votos de 24 posibles”, advirtió el exembajador venezolano Óscar Hernández.

Los países de Caricom tienen 14 votos, lo que obliga a que cualquier documento tenga el consenso de todos los miembros o quebrar la unidad de uno de los bloques.

“Las dos primeras propuestas tienen diferencias que no son insalvables. Seguramente se propondrá la creación de un grupo de países amigos como garantes para establecer una negociación entre las partes como solución para encontrar una salida al conflicto. Sin duda, el llamado a elecciones será el centro de las exigencias de un esfuerzo de esta naturaleza. Para el país sería una oportunidad para encontrar la mediación de países del continente una salida apropiada a la crisis. La decisión final la debería acordar la mayoría de la asamblea general, prevista en junio”, explicó Hernández.

“Estimo que puede haber una declaración formal con exhortos, recomendaciones y preocupaciones –instar completa la escala- si consiguen consenso o una formal, y tal vez una segunda de un grupo de países. Veo muy improbable una resolución. También es de esperar que quede abierto el mecanismo de consulta”, expresó la exdiplomática venezolana Rosario Orellana.

Se descarta la aplicación de algún tipo de sanciones. “La OEA carece de mecanismos coercitivos. Es probable que los países que apoyan la búsqueda de salidas a la crisis procuren la conformación de un Grupo de Amigos que ha estado impulsando el presidente de Perú o un grupo de apoyo. Aunque menos probable, cabría el intento de otro mecanismo a nivel de personalidades”, advirtió Orellana.

“La OEA no tendría capacidad de tomar medidas coercitivas directas, a menos de que proceda a una expulsión de acuerdo con la Carta Democrática, como una decisión de carácter moral ante su empeño en no buscar alternativas adecuadas para superar la crisis”, indicó Hernández.

Venezuela tendría el derecho de ignorar las medidas o no acatarlas. “Podría seguir con su retórica del intervencionismo a la soberanía y el imperialismo como responsable de que América Latina se arrodille a sus deseos”, expresó Hernández.

Surgen dudas de qué pasaría con Caracas si no acata lo acordado, como ya lo ha dicho. “Quedaría con obligaciones emanadas del acuerdo perdería el apoyo de los programas de cooperación que genera el entramado de la OEA. Por supuesto, sería un revés moral ante la comunidad internacional y los países de la región podrían tomar bilateralmente algunas medidas relacionadas con el comercio, cooperación y finanzas si quieren dejar muestra de su desacuerdo con las políticas del Gobierno de Venezuela”, señaló Hernández.

Venezuela busca el apoyo del Caribe antes de reunión de cancilleres de la OEA

Venezuela busca el apoyo del Caribe antes de reunión de cancilleres de la OEA

El Gobierno de Venezuela se mueve para tratar de minimizar los daños que le pueda ocasionar cualquier decisión que se tome en la reunión número 29 de ministros de Relaciones Exteriores de los miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que se abordará la crisis del país suramericano. Para lograr su objetivo maniobra en el Caribe, espacio que durante el Ejecutivo de Hugo Chávez le fue cercano y que le ha ido abandonando últimamente. Allí lucha por recuperar la voluntad perdida y obtener una victoria diplomática.

El presidente Nicolás Maduro envió el 28 de abril una comunicación al secretario general de la OEA, Luis Almagro, en la que denunció la Carta fundacional de la organización hemisférica, paso necesario para abandonarla en 2019. Aunque su embajador alterno, Samuel Moncada, dejó de asistir a las reuniones del Consejo Permanente, el Ejecutivo no ha renunciado al trabajo diplomático, con la mirada puesta en la Comunidad del Caribe (Caricom). Parte de los 14 países que integran este mecanismo y pertenecen a la OEA (alrededor de siete y ocho) han votado a favor de Caracas o, en su defecto, se han abstenido

“El Gobierno de Maduro se prepara para la reunión de cancilleres tratando de asegurarse que los caribeños no voten en su contra. La abstención de muchos de ellos en la anterior reunión le preocupa. También sabe que Estados Unidos se está moviendo fuertemente para que dejen de apoyarle”, indicó la internacionalista María Teresa Romero.

La reunión de consultas de cancilleres de la OEA está prevista en la Carta fundacional de la organización. Si objetivo es «considerar problemas de carácter urgente y de interés común» para los Estados miembro y servir de órgano de consulta. La puede solicitar cualquier país.

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Encuentro en la OEA. Imagen cortesía web de la OEA.

 

Las acciones de Caracas en el Caribe han sido varias y de variado signo. La canciller, Delcy Rodríguez, participó el 19 de mayo en la reunión número 20 de cancilleres de Caricom. En ella aportó la versión oficial del Poder Ejecutivo sobre la crisis del país y buscó apoyos.

“La presencia de la canciller es la acción diplomática para esgrimir el argumento de la amenaza del imperialismo y la derecha internacional que hemos visto en los discursos de la mayoría de los países del Caribe Oriental y cumplir con la labor de hegemonía comunicacional en cuanto a falsear las razones de las protestas, las muertes, las denuncias de violación de derechos humanos, e insistir en la tesis de la inestabilidad y las lesiones que traería un cambio de régimen sobre las alianzas regionales de Alba y Petrocaribe. La apuesta de la diplomacia de Maduro es evitar, disminuir y retrasar cualquier propuesta de acción regional distinta a las ‘alianzas bolivarianas’”, expresó Mirna Yonis, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Central de Venezuela.

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Foto de familia de los cancilleres de Caricom. Cortesía cuenta Twitter Caricom.

 

Caricom emitió un comunicado especial sobre Venezuela, en el que los ministros de Relaciones Exteriores del esquema de integración dijeron que la salida a la crisis pasa por un diálogo que “debe buscarse internamente, apoyado por un proceso de mediación”. Este texto recibió el elogio de Rodríguez porque, a su juicio, deja claro la importancia del principio de no intervención en asuntos internos de otros países, pieza clave del argumento de Caracas.

“Los términos del comunicado no deben sorprender, son propios de la posición que han asumido los países de Caricom. Si bien la inferencia que se ha hecho es que favorecen el diálogo con mediación, invito a revisarlo; señala con extremada prudencia diplomática que la solución a la situación en Venezuela debe buscarse ‘internamente’ y respaldada por un proceso de mediación. No hay compromiso con los mecanismos ni actores que participarían en la mediación”, expresó Yonis.

“El comunicado de Caricom aboga por el Estado de derecho, la democracia y el diálogo en Venezuela. No apoya a Maduro sino que diplomáticamente le recuerda sus deberes; no es un texto complaciente, sino neutro. Caricom parece que empieza a tomar distancia de Venezuela” expresó Romero.

Los caribeños emitieron el texto oficial en el que reflejaron los acuerdos del encuentro. Allí reiteraron “su apoyo inequívoco” a la soberanía y la integridad territorial de Guyana” ante el reclamo histórico de Venezuela por el Esequibo. Expertos que optaron por el anonimato coincidieron en que muestra que el interés del Ejecutivo de Maduro en el encuentro era ganarse la voluntad del Caribe y no el territorio en reclamación.

Un aliado de Venezuela, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, allanó el camino de la canciller Rodríguez. Envió una carta a Caricom en la que denunció intentos de factores externos de dividir al Caribe para favorecer acciones contra Caracas. El segundo viceprimer ministro de San Vicente y las Granadinas, Sir Louis Straker, reiteró la denuncia el 18 de mayo en el primer día de la reunión caribeña.

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El primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves. Cortesía Caricom

Actividad diplomática

Caracas parecer haber dado instrucciones a sus embajadas en el Caribe para que se aproximen a los respectivos gobiernos. El jefe de la misión de Venezuela en Barbados, Francisco Pérez Santa, dio una rueda de prensa el 17 de mayo un día antes del encuentro de Caricom, en la que pidió a Bridgetown apoyo, publicó el diario Barbados Today. “Solo queremos que respeten nuestra soberanía, nuestra independencia; solo queremos ser libres y queremos el apoyo del Caribe a nuestra soberanía”, agregó.

La embajadora de Venezuela en Trinidad y Tobago, Coromoto Godoy, denunció ese mismo día, en rueda de prensa, que Estados Unidos está detrás las marchas de la oposición venezolana.

“Estos dos países son clave en el Caribe y se busca que hagan un posible contrapeso a las posiciones de Jamaica y Guyana (a favor de la oposición). Aunque comenzó el proceso de denuncia de la Carta de la OEA, el Gobierno de Venezuela no renuncia al juego diplomático de aminorar o retrasar las propuestas y acciones que se puedan llevar a la reunión de consulta de cancilleres”, aportó Yonis.

Barbados votó el 26 de abril en el Consejo Permanente de la OEA a favor de una reunión de cancilleres para analizar la crisis en Venezuela y el 15 de mayo aprobó que se hiciera el 31 de mayo.

Trinidad y Tobago se ha abstenido de secundar cualquier decisión contra Venezuela en la organización hemisférica. En 2016 Caracas acordó comprar a Puerto España 50 millones de dólares en alimentos. El 14 de marzo de este año firmaron un documento que establece la construcción de un gasoducto de Campo Dragón (costas afuera), al norte del estado Sucre, hasta Campo Hibiscus, que permitirá suministrar gas a la isla caribeña. El diario oficialista Correo del Orinoco publicó una nota el 21 de mayo en la que informaba que Pdvsa y la petrolera Shell evaluaron el avance en las negociaciones.

La embajadora de Venezuela en Guyana, Reina Arratia, pidió el 23 de mayo, en una rueda de prensa en Georgetown, el apoyo al Ejecutivo de Maduro para salir airoso ante las protestas opositoras. Ningún medio reflejó que la diplomática haya hablado algo  sobre el reclamo venezolano por el Esequibo, en manos de un buen oficiante de la ONU.

Una delegación de Petrocaribe acordó con Surinam aumentar la exportación de úrea venezolana al país caribeño. Entre septiembre y octubre deben llegar a Paramaribo 4.000 toneladas métricas de úrea y en 2018 17.000 toneladas métricas a la empresa Rice Manufacturing. Esto ayudará a ampliar la capacidad de exportación del cereal a Brasil, Jamaica y Portugal.

Maduro participó el 12 de abril en la LXIV cumbre de la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECS, según sus siglas en inglés). Buscó, según expertos, mantener el apoyo en la OEA de seis de sus diez integrantes (Antigua y Barbuda, Dominica, Grenada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas y Santa Lucía, isla que ha sido díscola).

La estrategia hacia el Caribe es tan evidente que expresidentes de países de Iberoamérica solicitaron a los Gobiernos de los Estados de esa región a “evitar los chantajes” y a restaurar la democracia en el país suramericano.

Por las redes sociales ha circulado una supuesta propuesta de resolución de Antigua y Barbuda en la que exhorta al Gobierno de Venezuela a suspender el llamado a una asamblea nacional constituyente; respetar la Asamblea Nacional; liberar los presos políticos y adoptar un calendario electoral, y ofrece un nuevo “grupo de contacto para facilitar y mediar en un nuevo proceso de diálogo”.

¿Por qué los caribeños?

Los países de Caricom son clave para Venezuela ante la pérdida de apoyos en Suramérica (cuenta con Bolivia y la incógnita de Ecuador con el nuevo mandatario Lenín Moreno), la ausencia de identidad con Norteamérica (Estados Unidos Canadá y México) y la división en Centroamérica (solo la acompañan El Salvador y Nicaragua).

La OEA está integrado por 34 Estados. De ellos, 14 están son del Caribe no hispanoparlante, que representan 41 % de los sufragios:

  • Antigua y Barbuda
  • Bahamas
  • Barbados
  • Belize (también centroamericano)
  • Dominica
  • Granada
  • Guyana
  • Haití
  • Jamaica
  • San Cristóbal y Nieves
  • Santa Lucía
  • San Vicente y las Granadinas
  • Suriman
  • Trinidad y Tobago.

A Caricom la conforman esos 14 países más la isla de Montserrat. De ellos, seis (Dominica, Antigua y Barbuda, San Vicente y la Granadinas, Granada, Santa Lucía y San Cristóbal y Nieves) forman parte de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), propuesta impulsada por Venezuela para oponerse al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Once de los 15 miembros de Caricom (Antigua y Barbuda, Bahamas, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Surinam) también son signatarios de Petrocaribe, acuerdo para venderles petróleo a crédito, con ventajas y que parte de la deuda se pueden pagar con bienes y servicios. Solo dos de los caribeños de la OEA no se benefician de este esquema de cooperación: Trinidad y Tobago y Barbados.

Mientras Hugo Chávez estuvo en el poder en Venezuela y los precios del petróleo fueron altos, Estados caribeños votaron a su favor. Su muerte, la pérdida de fuerza de la petrodiplomacia chavista y radicalización de la posición de Guyana frente al reclamo por el Esequibo (quiere que el tema lo maneja la Corte Internacional de Justicia) ha debilitado esa cercanía.

De esos 14 países, Guyana, Jamaica y Barbados y Bahamas han votado contra los intereses de Caracas, mientras que Santa Lucía y Belize van de la abstención al apoyo al grupo que no acompaña a Venezuela. Trinidad y Tobago, por ejemplo, se ha abstenido y Granada se ha ausentado en las últimas tres votaciones sobre Caracas.

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Imagen cortesía página web Caricom

No hay un criterio claro sobre si la Asamblea Nacional puede detener la salida de Venezuela de la OEA

No hay un criterio claro sobre si la Asamblea Nacional puede detener la salida de Venezuela de la OEA

El Gobierno de Venezuela denunció la carta de la Organización de Estados Americanos (OEA), paso necesario dejar oficialmente esa instancia en abril de 2019. El presidente de la Asamblea Nacional (AN),  Julio Borges, respondió con un acuerdo aprobado por la mayoría parlamentaria  en el que solicitó al organismo no aceptar la salida por considerarla inconstitucional.  No hay consenso en los expertos consultados sobre si el documento legislativo puede detener la decisión del Poder Ejecutivo.

El exdiplomático venezolano Gerson Revanales dejó ver que no cree que el documento parlamentario pueda revertir la decisión presidencial.  “El artículo 152 de la Constitución establece el presidente dirige las relaciones internacionales; las facultades de la AN son solo aprobar los tratados parábola. La AN no tiene constitucionalmente facultad para impedir la denuncia. Esto es una deficiencia dela Constitución”, indicó.

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El profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Los Andes, Vladimir Aguilar, tiene una visión contraria. “En principio sí podría, por tratarse de una carta fundacional de un organismo del que Venezuela es parte y del que se hizo parte mediante un acuerdo aprobado por el Parlamento. Además, el sistema interamericano prevé normas y mecanismos de protección de derechos humanos que amplían los derechos consagrados en el ámbito doméstico y que entran en el ordenamiento jurídico por vía del artículo 23 de la Constitución”, explicó.

El exdiplomático venezolano Alfredo Michelena comparte de cierta la forma la opinión de Aguilar. “La respuesta no es simple. Esto no está expresamente dicho en la Constitución. De allí en adelante, es cuestión de interpretación. Para mí, que no soy abogado, si se debe solicitar la aprobación de la AN para que sea válido cualquier contrato o convenio de interés nacional, la lógica diría que para hacer lo contrario también se necesita del Parlamento. Pero el tema se vuelve político. Sí está claro que la AN debe tratar de evitar la salida de Venezuela de la OEA”, expresó.

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El presidente de la AN de Venezuela, Julio Borges, desde la sede de la OEA. Cortesía cuenta Twitter Julio Borges

Ante estas posiciones, surge la duda de qué busca el Parlamento al intentar bloquear el retiro del país de la organización hemisférica.

“Es importante entender que por una contingencia política no se puede tomar una decisión que revista consecuencias jurídicas, sobre todo si no está apegada a derecho. Por otra parte, no hay ningún otro mecanismo, con todas sus imperfecciones y tareas pendientes, distinto a la OEA, que garantice la protección de los derechos humanos, ni a nivel de Naciones Unidas ni en las nuevas instancias de integración regional”, señaló Aguilar.

“La AN debe dar la pelea para seguir mostrando evidencias del carácter del régimen, algo que sí es efectivo. Basta recordar que por solicitud de la AN Almagro hizo su informe y se invocó la Carta Democrática Interamericana. La AN quizás no detenga la salida de Venezuela de la OEA, pero hará que el régimen pague el mayor costo internacional posible”, comentó Michelena.

Venezuela entregó el 28 de abril al secretario general de la OEA, Luis Almagro, la carta firmada por el presidente Nicolás Maduro en la que denuncia la carta fundacional de la organización hemisférica para salir de ella.

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El secretario general de la OEA, Luis Almagro, al momento de recibir la denuncia de Venezuela de la Carta de la OEA. Foto cortesía OEA

La decisión de retirarse de la OEA fue la consecuencia de que el Consejo Permanente del ente decidió el 26 de abril convocar una reunión de cancilleres del hemisferio para analizar la crisis venezolana. Esto contó con 19 votos a favor, 10 en contra, 4 abstenciones y una ausencia (Grenada). Caracas cumplía así con la amenaza que hizo justamente para tratar de evitar la medida.

El artículo 143 de la carta de la OEA establece para denunciar el documento se entregará una misiva “escrita a la Secretaría General, la cual comunicará en cada caso a los demás las notificaciones de denuncia que reciba”. Deja claro que el retiro de hará efectivo dos años después, aunque en ese lapso el Estado debe cumplir con las obligaciones del texto fundacional.

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La mayoría opositora de la AN aprobó el 3 de mayo un acuerdo que declara inconstitucional y nulo la carta que envió Maduro a la Secretaría General de la organización hemisférica para salir de ella. Borges lo entregó a Almagro en Washington el 4 de mayo.

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El presidente del Parlamento de Venezuela, Julio Borges, conversa con el seretario general de la OEA, Luis Almagro. Cortesía Twitter Julio Borges.

La canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, respondió esta acción el viernes 5 de mayo. A través de su cuenta de Twitter acusó al presidente del Parlamento del país de intentar usurpar funciones del presidente de la República y lo amenazó con actuar en su contra.

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Expertos: Venezuela sale de la OEA para evadir sus compromisos hemisféricos y el escrutinio internacional

Expertos: Venezuela sale de la OEA para evadir sus compromisos hemisféricos y el escrutinio internacional

El Gobierno de Venezuela dio el paso para concretar el retiro voluntario del país de la Organización de Estados Americanos (OEA), decisión que, a juicio de expertos, persigue tres objetivos: evitar el escrutinio internacional, evadir el cumplimiento de sus obligaciones e impedir un diálogo con acompañamiento foráneo que derive en una salida real a la crisis.

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Secretario general de la OEA. Luis Almagro, recibe denuncia de Venezuela de la renuncia fundacional de la OEA. Cortesía OEA.

El Ejecutivo de Nicolás Maduro denunció la carta fundacional de la organización hemisférica el 28 de abril. Fue, como prevé el artículo 143 del instrumento jurídico, a través de una carta que recibió el actual secretario general, Luis Almagro.

La misiva de seis páginas está firmada por el mandatario de Venezuela. En su primer párrafo expresa “la indeclinable decisión de denunciar” la Carta de la OEA para salir de la organización.  Luego está plagada de la retórica que el chavismo ha usado contra  este ente hemisférico, al que acusa de intervencionismo e injerencismo, y contra Almagro, hombre que considera dejará un legado negativo.

Se concreta así la amenaza que formuló el 25 de abril la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, de que el país suramericano se retiraría de la OEA si el Consejo Permanente de la organización aprobaba el 26 de abril una reunión de cancilleres para analizar la crisis nacional, como ocurrió con el voto favorable de 19 países de 34 posibles, 10 rechazados, cuatro abstenciones  y una ausencia (Grenada). Con esto se saca al país suramericano de la institucionalidad hemisférica (derechos humanos, finanzas, etc.).

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Sesión del Consejo Permanente de la OEA en la que se aprobó la reunión de cancilleres de la OEA. Cortesía OEA

“Venezuela no va a participar de ninguna actuación de la OEA, Venezuela se ha retirado y hoy vamos a formalizar, entregando a la Secretaría General de esta organización, la carta denunciando  a la OEA, retirándonos definitivamente de esta organización, hemos roto con las cadenas históricas imperiales del monroísmo y su expansionismo, somos tierra soberana, independiente, libre y así seguirá siendo”, dijo Rodríguez el 27 de abril en rueda de prensa.

Maduro justificó la decisión bajo el supuesto intervencionismo del ente hemisférico. “Rompieron los esquemas de convivencia (…) con un secretario general absolutamente arrastrado, desvergonzado, que está al servicio de la política imperial como ningún secretario general en 70 años de existencia de la OEA Luis Almagro es la vergüenza de América Latina. Somos libres de la OEA y más nunca volveremos. ¡Qué viva la independencia! ¡Qué viva la patria! ¡Venezuela se respeta y la vamos a hacer respetar por todas las vía”, indicó el 27 de abril.

La Cancillería de Venezuela ratificó a través de un comunicado que no atenderá ninguna iniciativa de la organización hemisférica, con lo que descartó su intervención en la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la región.

Caracas había denunciado en 2012 la Convención Americana de Derechos Humanos, lo que la llevó en 2013 a abandonar la Corte Interamericana de Derechos Humanos, incómoda para el chavismo por la cantidad de casos que allí se ventilaban en su contra.

La salida de la OEA deja interrogantes por responder. En estas líneas se tratan de responder cuatro, consideradas capitales comprender la magnitud y alcance del hecho.

¿Puede Venezuela dejar la OEA?

El tema es de naturaleza jurídica y ha levantado un debate. El exdiplomático venezolano Óscar Hernández dijo que todo país tiene derecho de retirarse de una organización multilateral o internacional. “Venezuela lo hizo de la Comunidad Andina, por ello el proceso de adhesión establece una cláusula de denuncia del tratado o de acuerdo”, expresó.

El también exdiplomático venezolano Norman Pino deja claro que cualquier país se puede retirar de la organización. “Es un procedimiento expedito; sólo tienen que  notificarlo. Pero no saldríamos sino en dos años a partir de la recepción de la voluntad de abandonar el organismo, lo cual constituye un terrible precedente, pues nadie en toda la historia de la OEA se ha salido”, agregó.

“Venezuela será miembro pleno durante do años más, además de estar obligado a cumplir los acuerdos interamericanos debidamente ratificados”, expresó el exembajador de Venezuela ante la ONU Milos Alcalay.

El historiador Nahem Reyes coincidió con Hernández y con Pino, aunque introdujo unl elemento adicional en el análisis. “Venezuela puede salirse de la OEA; es un Estado soberano y tiene la  potestad de permanecer allí. Ahora bien, a lo interno, como todo tratado internacional que suscribe la República, la decisión de retiro debe tomarlo el Poder Legislativo”, expresó.

Abogados como Carlos Ayala Cora, quien fue entrevistado en un programa radial, y José Ignacio Hernández, en un artículo en el portal Prodavinci, alertaron que para que se dé el retiro primero habría que modificar la Constitución, dado que ella establece en su artículo 23 que todo los pactos y tratados relacionados con derechos humanos  suscritos  y ratificados por el país tiene carácter constitucional, como es el caso de la Carta de la organización.

¿Qué busca el Gobierno de Venezuela con el retiro de la OEA?

Óscar Hernández: “En mi opinión, el Gobierno busca no tener que estar sometido ante el ojo visor de una organización que le puede exigir el cumplimiento de los principios establecidos como los referidos a los derechos humanos, la democracia y el respeto a la Constitución. Además, actúa en consecuencia con Cuba y cree que retirándose otros lo seguirán para debilitar a Estados Unidos y fortalecer a la Celac. Venezuela debe cumplir los deberes y las obligaciones incluidas el pago de su cuota así como imaginamos que, en consecuencia, retiran a la brevedad posible al representante permanente y a la delegación acreditada en Washington”.

Nahem Reyes: “El Gobierno busca evitar la solución definitiva de la crisis venezolana, que no es otra cosa que un diálogo serio con objetivos y plazos claramente definidos que desemboque en un proceso electoral general bajo una amplia y sólida observación de la OEA. En crudo, ser derrotados en las urnas y ser desplazados del poder”.

Milos Alcalay: “El Gobierno de Venezuela busca con esta decisión no cumplir con sus obligaciones internacionales”.

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Secretario general de la OEA. Luis Almagro, recibe denuncia de Venezuela de la renuncia fundacional de la OEA de la representante del país suramericano. Cortesía OEA.

¿Qué consecuencias tiene para el país el retiro de la OEA?

Milos Alcalay: “La consecuencia será aislarse aún más de la comunidad hemisférica e internacional”.

Óscar Hernández:  “Una consecuencia es que demuestra el poco interés que tiene el país de aceptar los compromisos y obligaciones derivadas de las normas, entre ellas las referidas a la cooperación, entrenamiento y respaldo financiero, pero especialmente lo que se refiere a la progresión en temas como el respeto a los derechos humanos. Otra es que pierde la capacidad de acción y negociación en el foro más importante del hemisferio”.

Nahem Reyes: “Esto no tiene mayor trascendencia, más allá de develar en un escenario internacional la absurda e irracial gestión de los representantes de la diplomacia criolla tras ser cuestionados sobre evidencias sólidas el talente democrático y de respeto de los derechos humanos del gobierno de Maduro”.

Norman Pino: “Venezuela queda obligada a cumplir, no solo la Carta (de la OEA) sino también la Carta Democrática, además de una serie de compromisos adquiridos previamente, entre ellos el pago de sus contribuciones atrasadas, hasta que quede definitivamente fuera. Si no cumple sus compromisos, simplemente  seguirá profundizando su aislamiento y reforzando su carácter de Estado forajido”.

¿Pueden la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeño (Celac) o la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) sustituir a la OEA o beneficiar a Venezuela?

Norman Pino: “La Celac y la Unasur son organismos con otros propósitos y razones de ser. La primera es la heredera del Grupo de Río; es más bien una instancia de coordinación política entre los países latinoamericanos estrictamente hablando, ya que excluye deliberadamente a Estados Unidos y Canadá, e incluye a Cuba. La Unasur es otro invento cuyo propósito original se fue desvirtuando a través de su accidentada creación, y terminó siendo otra instancia de coordinación y accionar político restringido a los países de América del Sur. Ninguno de los dos tiene el carácter hemisferico que tiene la OEA ni cubre el amplísimo espectro de tareas que lleva a cabo la OEA a través de sus diferentes instancias. Tampoco tienen el acervo jurídico e institucional del organismo más antiguo de la comunidad internacional. Así que hablar de sustituir a la OEA sería exagerado y presuntuoso”.

Óscar Hernández: “Ni la Celac ni Unasur tienen el ámbito ni el acervo institucional que tiene la OEA. Además, organizaciones sin Estados Unidos ni Canadá no son hemisféricas y, por lo tanto, pierden los beneficios de una relación más amplia entre todos los países de toda la región”.

Nahem Reyes: “Estos órganos, Celac y Unasur, son más que nada meros foros políticos. En tanto que la OEA está más estructurada institucional y jurídicamente a la hora de abordar crisis como la venezolana. Por lo tanto, La Celac resulta un tanto débil y menos incómoda que la OEA, amén de que en la Celac no está presentes Estados Unidos ni Canadá y, ciertamente, la influencia estadounidnese resulta ciertamente un tanto reducida como puede ser el caso de la OEA”.

Milos Alcalay: “Las Cancillerias que votan en la OEA son, sin Estados Unidos y Canadá, las mismas que votan en la Celac y también muchas de ellas votan en Unasur y Mercosur”.

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La canciller de Argentina, Susana Malcorra, durante la sesión del Consejo Permanente de la OEA en la que se aprobó la reunión de cancilleres de la OEA. Cortesía OEA