El Gobierno de Venezuela está bajo una fuerte presión internacional por su andar cada vez más reñido con las prácticas de la democracia occidental, que se comprometió a cumplir al ser parte de la Carta Democrática Interamericana. El paso de los días y el accionar de la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente serán determinantes para ver si terminar por aislarse y comenzar a sentir sanciones internacionales que buscan que negocie con la oposición el restablecimiento del orden constitucional.

Lo que antes eran sospechas ahora son certezas. Desde hace 18 años la autodenominada revolución bolivariana debió enfrentarse a un cuestionamiento cada vez mayor por su manera de entender y concretar la democracia.

Los más de 120 días de protestas vividas en todo el país desde finales de marzo de 2017 terminaron por confirmar lo que para muchos eran un secreto a voces: el chavismo y, en especial, el actual Ejecutivo de Venezuela no respetan los valores democráticos.

Las sentencias 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia que cercenaban competencias clave de la Asamblea Nacional y eliminaban la inmunidad parlamentaria, la denuncia de la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, de que ellas rompían el orden constitucional y la decisión presidencial del primero de mayo de convocar a una constituyente sin consultar a los venezolanos  dieron al mundo la razón y comenzaron a producirse pronunciamentos que llamaban a instaurar la democracia y buscar una salida negociada a una crisis que es política, económica, social y humanitaria.

El miedo de algunos integrantes de la Comunidad de Estados del Caribe (Caricom, según sus siglas en inglés) a una división del esquema por las diferencias sobre Venezuela y el accionar diplomático del Gobierno de Nicolás Maduro impidieron que desde la Organización de Estados Americanos (OEA) se activaran mecanismos para allanar el camino a la búsqueda de vías para solventar la crisis.

La elección de la constituyente, el 30 de julio, ignorando los llamados regionales y desde  Europa para evitarla, se tradujo en un rechazo de grandes proporciones: cerca de 40 países –los 28 que integran por ahora la Unión Europea y más de 12 de América- dijeron que la desconocían, lo que implicaba que harán lo propio con cada una de sus acciones.

Estados Unidos reiteró que aplicaría las sanciones económicas que prometió por la celebración de la constituyente, algo que todavía no ha ocurrido. El Departamento del Tesoro ha aumentado las sanciones individuales a personajes clave del chavismo como el hermano del presidente Hugo Chávez, Adán Chávez, y el exgobernador de Carabobo Francisco Ameliach. México, Colombia y Panamá aseguraron que se unirían a cualquier acción de Washington.

En paralelo, reiteraron su reconocimiento al Parlamento y diplomáticos acreditados en Caracas comenzaron a acompañar las sesiones del Congreso para evitar un desalojo violento que sigue latente o cualquier ataque similar al ocurrido el 5 de julio cuando grupos chavistas entraron al Palacio Federal Legislativo y resultado heridos varios diputados opositores.

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Cancilleres presentes en reunión que dio origen a la Declaración de Lima. Cortesía MRE Perú

Dieciséis países del continente, de 34 que integran la OEA, se reunieron el 8 de agosto en Perú para analizar la situación en Venezuela y vías para ayudar a los ciudadanos. Doce de ellos –los caribeños se abstuvieron para evitar fracturas en Caricom- aprobaron la Declaración de Lima, en la que reiteran el desconocimiento a la constituyente y que solo reconocerán los actos jurídicos que, necesitando la aprobación de la AN, la tengan expresamente.

Los países fundadores del Mercado Común del Sur (Mercosur) decidieron aplicar a Venezuela el Protocolo de Ushuaia sobre el compromiso democrático y suspenderle de manera indefinida de todos sus derechos y deberes por la ruptura del orden constitucional ocurrido en ese país.

“Más allá de la sanción política y moral, hay otras consecuencias en el plano económico. Se trata de lo dispuesto en el punto 4 de la declaración final: ´Los actos jurídicos que conforme a la Constitución requieran autorización de la Asamblea Nacional solo serán reconocidos cuando dicha Asamblea los haya aprobado’. Esto quiere decir que todos los grandes contratos, empréstitos, y otras operaciones financieras que requieren de la aprobación del parlamento serán desconocidos con todas las implicaciones que ello acarrea. En otras palabras, al ser operaciones no reconocidas corren el riesgo de no cobrar. Suspendido del Mercosur, el siguiente paso sería la aplicación de las sanciones contempladas en la Carta Democrática Interamericana. Todo parece indicar que vendrán acciones más duras de los  gobiernos que suscribieron la Declaración de Lima. Algunas de carácter político como el retiro de embajadores;  la ruptura de relaciones diplomáticas; la remisión de las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos a la Corte Penal Internacional; la decisión de no apoyar candidaturas venezolanas a los organismos internacionales; la aplicación del Tratado sobre Comercio de Armas con vistas a detener la transferencia de armas hacia Venezuela, entre otras”, advirtió el exdiplomático Edmundo González Urrutia.

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Rueda de prensa tras Declaración de Lima. Cortesía MRE Perú

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, ha expresado constantemente su preocupación por la situación de los presos políticos y de los derechos humanos en el país suramericano.

Desde Estados Unidos siguieron las presiones. Incluso el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró en agosto que su Gobierno analizaba todas las salidas para ayudar a solucionar la crisis e Caracas, incluso la militar. Esto último dio aire al Ejecutivo de Maduro, que lo repudió con vehemencia. y generó un rechazo regional.

“La amenaza de Trump puede tener dos vertientes. Pudo ser una reacción debidamente evaluada y presentada desde el Departamento de Estado como una advertencia para la intimidación que se suma a las sanciones unilaterales a funcionarios del gobierno Maduro o el resultado de una declaración espontánea no evaluada. El presidente de Estados Unidos emite declaraciones que muchas veces comprometen su Administración por sus consecuencias. El gobierno usa como bandera la opción militar enunciada para reiterar la supuesta amenaza que se cierne sobre Venezuela y esto lo favorece pero, contrariamente a lo que esperaba de los sectores que se le oponen, el régimen ha encontrado una reacción  crítica en el mismo sentido. Desde la MUD hasta el cardenal Jorge Urosa han criticado la opción  referida desde la casa blanca. Rechazamos cualquier opción de fuerza tanto para intervenir en la  aguda crisis política y económica que padece la nación. El uso de la intervención unilateral es contrario al derecho internacional y sería una intromisión que contribuiría a generar un mayor sufrimiento al  que ya padece al pueblo venezolano”, explicó el exdiplomático Óscar Hernández Bernalette.

“Trump afirmó: ‘La opción militar no puede descartarse’ y diría más ‘la opción militar NO DEBE descartarse’. El régimen de Maduro ha desobedecido todas las recomendaciones internacionales y ha agravado los problemas económicos, sociales, éticos, democráticos, haciendo de Venezuela un riesgo para la seguridad hemisférica. Miles de venezolanos atraviesan las fronteras, el riesgo de focos terroristas es grave, etc. de manera que los militares latinoamericanos no deben estar excluidos del análisis de la situación. Mecanismos multilaterales como la Reunión de Ministros de Defensa de la OEA, o el traer el tema en el Consejo de Seguridad, no deben descartarse.”, señaló el exdiplomatico Milos Alcalay.

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El presidente del Estados Unidos, Donald Trump. Cortesía @RealDonaldTrump

“La salida militar implica un abanico de posibilidades, desde actividades con drones hasta la presencia de soldados. Puede ser unilateral de Estados Unidos o multilateral, con o sin involucramiento de la ONU. Es indeseable, posible y evitable. El punto es que ha favorecido la alharaca del gobierno, pero quizás también sus miedos; activa alarmas y agrega volumen a las ya actividades tanto por la situación misma como por su evolución y por dinamizar opciones distintas”, explicó la exdiplomática Rosario Orellana.

“Claro que es posible una acción  militar de Estados Unidos en Venezuela. Es la potencia militar más poderosa de la tierra y lo podría hacer. Pero no sería lo más conveniente para los venezolanos y la causa de reinstaurar la democracia y las libertades. Sería muy traumático y tendría la condena de la comunidad internacional y hemisférica. Las fuerzas democráticas venezolanas están contra cualquier intervención extranjera ilegal en sus asuntos internos. La amenaza de Trump beneficia a la tiranía de Maduro, pues le permite levantar su discurso de siempre: antiimperialista, de autovictimización. Una medida unilateral divide el frente internacional que está a  favor de las fuerzas democráticas en Venezuela y en la búsqueda de una solución negociada. La amenaza va contra normas y principios establecidos en la estructura jurídica internacional que obliga a agotar todos los medios pacíficos y, en caso de medidas drásticas, a tomarlas de manera multilateral, verbigracia, en el Consejo de Seguridad de la ONU”, comentó el profesor Emilio Nouel, experto en asuntos internacionales.

Las palabras del mandatario norteamericano antecedieron la gira del vicepresidente Mike Pence por Colombia, Argentina, Chile y Panamá. Fue una semana por la región en la que habló en público y en privado sobre Venezuela y la necesidad de hallar caminos para evitar que sea un Estado fallido que afecte a la región. “Los niños venezolanos están muriendo de hambre. Venezuela está cayendo en la dictadura y, como dijo el presidente Trump, Estados Unidos no se quedará de brazos cruzados; el pueblo venezolano está sufriendo y muriendo; lo vi en Colombia donde me reuní con refugiados que están viviendo en Colombia”, dijo el 17 de agosto desde Chile.

“El viaje de Pence, aunque no es solo por Venezuela, tendrá impacto porque será para reafirmar las advertencias de Trump y a mantener el caso sobre la mesa. Será una fuerte presión para Gobierno venezolano. Los gobiernos de la región le corroborarán que no están de acuerdo con la posición de Trump”, indicó Nouel.

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El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, en Colombia, con el presidente Juan Manuel Santos. Cortesía @VP

“La gira, por su elevada jerarquía, transmite la atención y determinación de la Administración Trump al caso Venezuela.  Sus repercusiones trascienden los países visitados e, incluso, a la región. Pone a pensar a países indiferentes o que apoyan al régimen venezolano, al que quizás estimule a aparentar que acelera la huida hacia adelante que le ha procurado ventajas internas pero que ahora, con la comunidad internacional más activa y decidida, probablemente lo acerque al precipicio. Me ha parecido explícito que Venezuela es el tema fundamental de la gira. Un primer propósito sería informativo. Está confirmando directa y personalmente, aspectos de la realidad en Venezuela largo tiempo sospechados y mencionados que afectan los intereses de cada país y la estabilidad de la región, Está procurando algo más que apoyos declarativos, está resaltando la dimensión extra regional del tema y está notificando hasta dónde está Estados Unidos dispuesto a llegar. Nótese, por ejemplo, que en Argentina felicitó por la posición adoptada pero indicó que los países de la región pueden hacer más y también dijo que con el apoyo de los aliados de la región y de los países del mundo podría encontrarse una salida pacífica”, indicó Orellana.

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El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, durante su rueda de prensa en Buenos Aires con el presidente de Argentina, Mauricio Macri. Cortesía @VP

“Pence debe presentar una visión apegada al Derecho Internacional, insistir en una vía multilateral y comprometer a los 12 países en una acción acordada por todos”, expresó Alcalay.

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Vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, durante su encuentro con la presidenta de Chile, Michelle Bachelet. Cortesía @VP

“En todo el recorrido de Pence, el tema Venezuela no estuvo ausente, como tampoco estará ausente en la OEA, o Mercosur, o Unión Europea, o en las Cancillerías de mundo. Además, Estados Unidos ha anunciado que se sumará a apoyar la excelente y lúcida Declaración de Lima, aprobada por los 12  países latinoamericanos más destacados”, indicó Nouel.

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El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, junto con el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela. Cortesía Twitter @VP

“Pence buscó apoyo entre países aliados, especialmente Colombia, el más se afecta de la  crisis venezolana.  Pence  también diluye los daños colaterales del  pronunciamiento Trump. Es mucho más cauto y prudente. No  ha  mencionado   la   opción  militar   pero sí  ha  confirmado que Estados Unidos no permitirá mayor deterioro y violación de los Derechos Humanos del gobierno  de  Maduro. Afirmo ante un grupo de venezolanos en Cartagena: ‘Estamos absolutamente convencidos de usar el poder económico y diplomático para restaurar la democracia en Venezuela’”, dijo Hernández Bernalette.

Culminada la gira, visitará Colombia los primeros días de septiembre. Bajo su supervisión se instaló a finales de 2016 en Caracas un diálogo entre gobierno y oposición que terminó en un acuerdo que el oficialismo no honró y en el que las partes se comprometían a respetarse, a que el Parlamento saliera del desacato en el que estaba y que el Poder Ejecutivo aceptaría sus decisiones, a abrir un canal humanitario, resolver la situación de los tres diputados de Amazonas cuya proclamación se hizo pero se anuló por una demanda del chavismo que todavía no tiene sentencia, y establecer un cronograma electoral. El Vaticano pidió a principios de agosto no instalar la constituyente.

“El viaje del Papa no tiene que ver con el caso venezolano. Aunque de seguro hablará sobre nuestra situación”, dijo Nouel.

“Colombia ha logrado convertirse en uno de los interlocutores privilegiados a escala mundial. Ese era precisamente el papel que tenía la Venezuela democrática, cuando los más destacados Mandatarios visitaban a Venezuela. Hoy los eternos visitantes son Castro, Evo Morales, y los Países del Alba, pero saltan a la capital venezolana los demócratas del mundo”, expresó Alcalay.

“Para Colombia es muy importante el apoyo de Estados Unidos y lo ha asumido sin complejos. La condición de país fronterizo con Venezuela, con el agravante de la declaración sobre la presencia de Hezbolá y el empeño del presidente Juan Manuel Santos en neutralizar la actividad bélica, subversiva y de narcotráfico de las FARC y del ELN son factores que impulsan a Colombia a jugar con respecto a Venezuela cerca de Estados Unidos. De hecho, Santos ya anunció la aplicación de medidas equivalentes a las decididas por Washingto. No sé desde cuándo está prevista la visita del Papa a Colombia pero el caso Venezuela será considerado y muy probablemente el Papa se refiera a Caracas desde la localidad más cercana a la frontera”, expresó Orellana.

Mientras desde Europa y América se mantiene los comunicados que evidencian que siguen de cerca lo que sucede en Venezuela y que están dispuestos a acciones que lleven a una negociación como punto de partida para acabar con la crisis.

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Jorge Arreaza, canciller de Venezuela, durante una rueda de prensa. Cortesía MRE Venezuela

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