El Gobierno de Venezuela dio el paso para concretar el retiro voluntario del país de la Organización de Estados Americanos (OEA), decisión que, a juicio de expertos, persigue tres objetivos: evitar el escrutinio internacional, evadir el cumplimiento de sus obligaciones e impedir un diálogo con acompañamiento foráneo que derive en una salida real a la crisis.

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Secretario general de la OEA. Luis Almagro, recibe denuncia de Venezuela de la renuncia fundacional de la OEA. Cortesía OEA.

El Ejecutivo de Nicolás Maduro denunció la carta fundacional de la organización hemisférica el 28 de abril. Fue, como prevé el artículo 143 del instrumento jurídico, a través de una carta que recibió el actual secretario general, Luis Almagro.

La misiva de seis páginas está firmada por el mandatario de Venezuela. En su primer párrafo expresa “la indeclinable decisión de denunciar” la Carta de la OEA para salir de la organización.  Luego está plagada de la retórica que el chavismo ha usado contra  este ente hemisférico, al que acusa de intervencionismo e injerencismo, y contra Almagro, hombre que considera dejará un legado negativo.

Se concreta así la amenaza que formuló el 25 de abril la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, de que el país suramericano se retiraría de la OEA si el Consejo Permanente de la organización aprobaba el 26 de abril una reunión de cancilleres para analizar la crisis nacional, como ocurrió con el voto favorable de 19 países de 34 posibles, 10 rechazados, cuatro abstenciones  y una ausencia (Grenada). Con esto se saca al país suramericano de la institucionalidad hemisférica (derechos humanos, finanzas, etc.).

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Sesión del Consejo Permanente de la OEA en la que se aprobó la reunión de cancilleres de la OEA. Cortesía OEA

“Venezuela no va a participar de ninguna actuación de la OEA, Venezuela se ha retirado y hoy vamos a formalizar, entregando a la Secretaría General de esta organización, la carta denunciando  a la OEA, retirándonos definitivamente de esta organización, hemos roto con las cadenas históricas imperiales del monroísmo y su expansionismo, somos tierra soberana, independiente, libre y así seguirá siendo”, dijo Rodríguez el 27 de abril en rueda de prensa.

Maduro justificó la decisión bajo el supuesto intervencionismo del ente hemisférico. “Rompieron los esquemas de convivencia (…) con un secretario general absolutamente arrastrado, desvergonzado, que está al servicio de la política imperial como ningún secretario general en 70 años de existencia de la OEA Luis Almagro es la vergüenza de América Latina. Somos libres de la OEA y más nunca volveremos. ¡Qué viva la independencia! ¡Qué viva la patria! ¡Venezuela se respeta y la vamos a hacer respetar por todas las vía”, indicó el 27 de abril.

La Cancillería de Venezuela ratificó a través de un comunicado que no atenderá ninguna iniciativa de la organización hemisférica, con lo que descartó su intervención en la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la región.

Caracas había denunciado en 2012 la Convención Americana de Derechos Humanos, lo que la llevó en 2013 a abandonar la Corte Interamericana de Derechos Humanos, incómoda para el chavismo por la cantidad de casos que allí se ventilaban en su contra.

La salida de la OEA deja interrogantes por responder. En estas líneas se tratan de responder cuatro, consideradas capitales comprender la magnitud y alcance del hecho.

¿Puede Venezuela dejar la OEA?

El tema es de naturaleza jurídica y ha levantado un debate. El exdiplomático venezolano Óscar Hernández dijo que todo país tiene derecho de retirarse de una organización multilateral o internacional. “Venezuela lo hizo de la Comunidad Andina, por ello el proceso de adhesión establece una cláusula de denuncia del tratado o de acuerdo”, expresó.

El también exdiplomático venezolano Norman Pino deja claro que cualquier país se puede retirar de la organización. “Es un procedimiento expedito; sólo tienen que  notificarlo. Pero no saldríamos sino en dos años a partir de la recepción de la voluntad de abandonar el organismo, lo cual constituye un terrible precedente, pues nadie en toda la historia de la OEA se ha salido”, agregó.

“Venezuela será miembro pleno durante do años más, además de estar obligado a cumplir los acuerdos interamericanos debidamente ratificados”, expresó el exembajador de Venezuela ante la ONU Milos Alcalay.

El historiador Nahem Reyes coincidió con Hernández y con Pino, aunque introdujo unl elemento adicional en el análisis. “Venezuela puede salirse de la OEA; es un Estado soberano y tiene la  potestad de permanecer allí. Ahora bien, a lo interno, como todo tratado internacional que suscribe la República, la decisión de retiro debe tomarlo el Poder Legislativo”, expresó.

Abogados como Carlos Ayala Cora, quien fue entrevistado en un programa radial, y José Ignacio Hernández, en un artículo en el portal Prodavinci, alertaron que para que se dé el retiro primero habría que modificar la Constitución, dado que ella establece en su artículo 23 que todo los pactos y tratados relacionados con derechos humanos  suscritos  y ratificados por el país tiene carácter constitucional, como es el caso de la Carta de la organización.

¿Qué busca el Gobierno de Venezuela con el retiro de la OEA?

Óscar Hernández: “En mi opinión, el Gobierno busca no tener que estar sometido ante el ojo visor de una organización que le puede exigir el cumplimiento de los principios establecidos como los referidos a los derechos humanos, la democracia y el respeto a la Constitución. Además, actúa en consecuencia con Cuba y cree que retirándose otros lo seguirán para debilitar a Estados Unidos y fortalecer a la Celac. Venezuela debe cumplir los deberes y las obligaciones incluidas el pago de su cuota así como imaginamos que, en consecuencia, retiran a la brevedad posible al representante permanente y a la delegación acreditada en Washington”.

Nahem Reyes: “El Gobierno busca evitar la solución definitiva de la crisis venezolana, que no es otra cosa que un diálogo serio con objetivos y plazos claramente definidos que desemboque en un proceso electoral general bajo una amplia y sólida observación de la OEA. En crudo, ser derrotados en las urnas y ser desplazados del poder”.

Milos Alcalay: “El Gobierno de Venezuela busca con esta decisión no cumplir con sus obligaciones internacionales”.

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Secretario general de la OEA. Luis Almagro, recibe denuncia de Venezuela de la renuncia fundacional de la OEA de la representante del país suramericano. Cortesía OEA.

¿Qué consecuencias tiene para el país el retiro de la OEA?

Milos Alcalay: “La consecuencia será aislarse aún más de la comunidad hemisférica e internacional”.

Óscar Hernández:  “Una consecuencia es que demuestra el poco interés que tiene el país de aceptar los compromisos y obligaciones derivadas de las normas, entre ellas las referidas a la cooperación, entrenamiento y respaldo financiero, pero especialmente lo que se refiere a la progresión en temas como el respeto a los derechos humanos. Otra es que pierde la capacidad de acción y negociación en el foro más importante del hemisferio”.

Nahem Reyes: “Esto no tiene mayor trascendencia, más allá de develar en un escenario internacional la absurda e irracial gestión de los representantes de la diplomacia criolla tras ser cuestionados sobre evidencias sólidas el talente democrático y de respeto de los derechos humanos del gobierno de Maduro”.

Norman Pino: “Venezuela queda obligada a cumplir, no solo la Carta (de la OEA) sino también la Carta Democrática, además de una serie de compromisos adquiridos previamente, entre ellos el pago de sus contribuciones atrasadas, hasta que quede definitivamente fuera. Si no cumple sus compromisos, simplemente  seguirá profundizando su aislamiento y reforzando su carácter de Estado forajido”.

¿Pueden la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeño (Celac) o la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) sustituir a la OEA o beneficiar a Venezuela?

Norman Pino: “La Celac y la Unasur son organismos con otros propósitos y razones de ser. La primera es la heredera del Grupo de Río; es más bien una instancia de coordinación política entre los países latinoamericanos estrictamente hablando, ya que excluye deliberadamente a Estados Unidos y Canadá, e incluye a Cuba. La Unasur es otro invento cuyo propósito original se fue desvirtuando a través de su accidentada creación, y terminó siendo otra instancia de coordinación y accionar político restringido a los países de América del Sur. Ninguno de los dos tiene el carácter hemisferico que tiene la OEA ni cubre el amplísimo espectro de tareas que lleva a cabo la OEA a través de sus diferentes instancias. Tampoco tienen el acervo jurídico e institucional del organismo más antiguo de la comunidad internacional. Así que hablar de sustituir a la OEA sería exagerado y presuntuoso”.

Óscar Hernández: “Ni la Celac ni Unasur tienen el ámbito ni el acervo institucional que tiene la OEA. Además, organizaciones sin Estados Unidos ni Canadá no son hemisféricas y, por lo tanto, pierden los beneficios de una relación más amplia entre todos los países de toda la región”.

Nahem Reyes: “Estos órganos, Celac y Unasur, son más que nada meros foros políticos. En tanto que la OEA está más estructurada institucional y jurídicamente a la hora de abordar crisis como la venezolana. Por lo tanto, La Celac resulta un tanto débil y menos incómoda que la OEA, amén de que en la Celac no está presentes Estados Unidos ni Canadá y, ciertamente, la influencia estadounidnese resulta ciertamente un tanto reducida como puede ser el caso de la OEA”.

Milos Alcalay: “Las Cancillerias que votan en la OEA son, sin Estados Unidos y Canadá, las mismas que votan en la Celac y también muchas de ellas votan en Unasur y Mercosur”.

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La canciller de Argentina, Susana Malcorra, durante la sesión del Consejo Permanente de la OEA en la que se aprobó la reunión de cancilleres de la OEA. Cortesía OEA

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